Piedra templaria que curaba enfermedades

 

La “Hidria de Caná” es una posible pertenencia templaria, un enorme recipiente pétreo de casi un metro de alto, cuyas paredes presentan una superficie irregular y un aspecto lamentable, debido a muchas raspaduras a las que ha sido sometida a lo largo de los siglos. Esto era debido a que la gente quería el polvillo de su piedra para aliviar diversas dolencias, daban por seguro que curaba enfermedades. Debido a esto las dos asas que tenía en principio desaparecieron y los relieves que decoran su copa han perdido muchos detalles. Pese a esto, todavía, en su borde se distingue la inscripción “IDRIE IhlM” (Hidria de Jerusalén), lo cual nos revela su procedencia.

Ya Angel del Castillo, a principios del siglo XX, la describía como “ajena a nuestro arte, como venida de otras tierras, que las gentes piensan que es una de las 7 hidrias de las bodas de Caná”.

En la obra de Margarita Vila, “La iglesia románica de Cambre” (su tesis doctoral) , señala tres hipótesis de quien pudo traer esta hidria de Tierra Santa: los monjes benedictinos, el conde Fernando de Traba o los caballeros templarios, inclinándose por alguno de los dos últimos. Pero la tradición y la población de Cambre (La Coruña) se hacen eco de que fue traída por unos caballeros templarios a su regreso a Galicia.

La pieza la habrían llevado para la iglesia de Santa María del Temple en 1187, y después de la disolución de la Orden del Temple, a principios del siglo XIV, la trasladarían a la iglesia de Cambre (a 2 km. de distancia), lugar donde se encuentra en la actualidad.

Esta hidria parece una pila bautismal, aunque ese no es su uso, está decorada en su parte superior con seis grandes rosaceas, y la inferior con un tallo ondulado del que surgen zarcillos en espiral. De piedra calcaria, simboliza las utilizadas en las bodas de Caná por Jesucristo, para convertir el agua en vino. Su procedencia de Jerusalén parece segura, y puede que fuese traída por algún templario de los que residía en Santa María del Temple.