Marcos era un niño de 7 años que vivía en Sierra Morena, en Córdoba, en 1953. Era maltratado por sus padres, que finalmente se lo entregaron a un viejo pastor que vivía en las montañas. Con éste vivió en situación muy dura, le daba de comer carne cruda y pasaba muchas penurias. Un día este pastor despareció, y el niño decidió quedarse en la montaña antes que regresar con su familia. Acabó refugiándose en una cueva, y viviendo con una manada de lobos. Doce años más tarde un guarda forestal descubrió a un extraño ser, con largos cabellos y cubierto con pieles de ciervo.
Éstos son algunos detalles de su historia: «Me sentía un personaje en la sierra. Todos los bichos me acogían como si fuera uno más. Era como uno de ellos. Cazaba carne y la compartía con los lobitos. Me acogieron como si fuera de su familia. Para cazar, me escondía junto al río y cuando bajaban los ciervos, me montaba encima de ellos, les daba un golpe con un palo y llamaba a los lobos. Aullaba y venían cuando lo necesitaba. Luego, le quitaba la piel, le sacaba las tripas, y me la ponía encima para abrigarme. Las moscas y las avispas venían detrás mía».
Esto, aunque lo parezca, no es un cuento es una historia real. El niño se llama Marcos Rodríguez Pantoja, tiene 64 años y vive en un pueblo de Orense en Galicia. Aquí descubrió al “Niño salvaje de Sierra Morena” el director Gerardo Olivares, que va a llevar esta historia al cine, la película se titula “Entre lobos”, y se estrenará este otoño.
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